En el momento perfecto by Mary Calmes

En el momento perfecto by Mary Calmes

autor:Mary Calmes [Calmes, Mary]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: gay romance
ISBN: 978-1-64405-558-8
editor: Dreamspinner Press
publicado: 2019-04-19T05:00:00+00:00


CUANDO LA gente empezó a marcharse, fui escaleras arriba con Charlotte y me tumbé en su cama. La escuché hablar sobre Ben y las flores de la boda, los aperitivos y sobre cuánto odiaba a los veganos y de lo acertada que había sido mi idea de tener una cabina fotográfica. Ella quería fotos graciosas de todos y ahora estaba segura de que iba a tenerlas. El fotomatón haría dos copias de cada foto, una para el invitado y otra para el álbum de fotos de boda de Charlotte.

—¿Cuándo empezaste a ser tan brillante, Stef?

Se trataba de una cabina de fotos, no es que hubiera encontrado la cura para el resfriado común.

—En serio, ¿no estás cansada?

Ella gimió a todo volumen y se tiró bocabajo sobre la cama.

—¿Qué ocurre?

Habló con la cabeza contra la almohada; su explicación fue larga y como un murmullo.

—Mírame, porque no he podido oír nada de lo que has dicho, nena.

Giró la cabeza hacia un lado, fijando sus ojos en mí.

—He dicho que Ben quiere que le hable del peor día de mi vida.

Mi estómago dio un vuelco.

—¿Qué le voy a decir? —preguntó, poniendo sus ligeros dedos sobre mi mandíbula.

—¿Qué quieres decirle?

Ella respiró con dificultad.

—Quiero contárselo, pero tengo miedo de que después me vea de una forma diferente. Debería habérselo contado hace mucho tiempo.

Su cara mostraba dolor.

—Cielo, ¿estás…?

—¿Me tomarás de la mano?

—¿Qué?

—Cuando se lo diga. —Tragó con fuerza—. ¿Me tomarás de la mano?

Respiré levemente.

—Mejor arráncame el corazón.

Su suspiro rozó mi cara.

—Eso ya lo he hecho.

Tumbado allí, con mi cara a centímetros de la suya, observé cómo sus ojos se llenaban de lágrimas, vi cómo sus pequeños labios de color rosa y sus delicadas cejas se tensaban ligeramente.

—Ben está abajo.

—Está borracho.

—Quizá sea mejor así.

Los dos nos incorporamos al mismo tiempo.

—Es mucho para asimilar la noche antes de tu boda —le dije.

—¿Y qué debo hacer? —preguntó con seriedad—. ¿Empezar mi vida con él dejando esto pendiente entre nosotros?

—Si no se entera nunca, ¿qué más da?

—Eso es fácil de decir. —Su suspiro me movió el pelo—. Tú ya lo sabes.

Eché la cabeza hacia atrás para poder mirarla.

—Lo siento, ha sido una idiotez decir eso.

En ese preciso instante, mientras la miraba a los ojos, me di cuenta de lo aterrorizada que estaba. Agarré sus manos con firmeza, lo cual la asustó. Lo supe porque soltó un grito ahogado.

—Sabes que pase lo que pase…

Ella asintió rápidamente, con lágrimas brotando de sus ojos y rodando por sus mejillas. La sonrisa tranquilizadora que me dedicó para tratar de consolarme fue dolorosa.

—Ve a por él.

No dije nada, solo me levanté y fui hacia la puerta.

—Y a por Rand.

Giré la cabeza hacia ella de nuevo.

—Quiero que Rand lo sepa.

—¿Por qué?

—Porque debería saberlo —dijo, dejándome ver por su tono que se había resignado a ello.

Me acordé de respirar a mitad de camino hacia abajo.

Quizá fue mi cara o porque no me salían las palabras, pero cuando Rand me vio, se levantó de donde estaba sentado alejado de los demás. En vez de compartir el sitio en el sofá, estaba sentado solo en el sillón de orejas.



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